No todas tenemos el mismo camino. No necesitas ir de prisa ni sentirte incompleta. Eres; no hacen falta juicios. Estás destinada al amor, eso sí, como todo en este universo. Hay muchas formas de dar ese amor que llevas dentro, y de recibirlo también. La maternidad es una de ellas y hay muchas formas de vivirla. Esa poderosa energía femenina que nutre puede ser destinada a amar a un hijo, pero hay tantas partes de ti que amar también. El amor, tu amor, es necesario en el mundo. Tu capacidad de cuidar, de dar, de nutrir, de sembrar, de crear vida es indispensable; no importa en qué elijas emplearla. De hecho, si te amas a ti con la entrega con la que eres capaz de hacerlo por otros, habrás transformado al mundo.
Tranquila, eres cuestión de amor, no de tiempo. Y de amor propio me atrevería a decir, para que cuando decidas compartirlo con alguien más no te quedes vacía. Y para que cuando alguien más quiera compartir el suyo contigo, no tenga que llenarte, solo amarte.
Eres mucho más de lo que reconoces frente al espejo. No te quedes en la superficie, ve profundo mujer que tú mejor que nadie sabes hacerlo: ahí donde están tus sueños y anhelos. No dejes de gestarlos, de parirlos, de darles vida.
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