El trabajo interior es un trabajo que de principio no es visible para los demás, solo para ti. Son tú y tu conciencia los que saben que han dicho que no a algo que antes hubieran dicho que sí, y que más significativo que la respuesta en sí, es el acto consciente de haberte observado y elegido distinto.
Los logros primero son perceptibles para ti, así que tú eres el encargado de sostenerte cuando quieres cegarte y permanecer en el viejo patrón conocido, aquel que solo puede llevarte a donde ya has ido.
Esta parte del proceso es definitiva; si logras sostenerte, mantenerte despierto y avanzar, el universo entero te estará celebrando en su capa que no se ve con los ojos, sino con el alma. Bailará contigo y en el fondo tú lo sabrás, porque tendrás más fuerza para hacerlo la próxima vez, y así hasta que hayas conquistado esa nueva manera que se siente natural y que te lleva a mayor velocidad a lugares que antes sentías inalcanzables.
Las transformaciones comienzan desde adentro, porque en realidad no existe nada más que tu conciencia. Cuando sea el momento, se proyectarán fuera de ti para mostrarte que has creado la realidad que anhelas.
Todos hemos vivido y sentido esto alguna vez en nuestra vida. Sé capaz de sostener que, al inicio de un cambio, quizá solo tú lo verás y lo sabrás y eso es más que suficiente. Apóyate, no te dejes caer de nuevo, ni siquiera en tus pensamientos más inconscientes. Confía, sigue avanzando, no hay nada que no puedas conseguir cuando tu intención es clara y concreta.
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