Esa persona que tanto nos molesta o nos cuesta, está mostrándonos lo que aún no aprendemos a amar en nosotros mismos.
Aquel que nos molesta o nos cuesta, guarda un inmenso tesoro para nuestro crecimiento personal, si estamos dispuestos a responsabilizarnos de lo que vemos de nosotros en los demás. Lo que nos molesta en exceso del otro está mostrándonos una parte de nosotros que rechazamos.
Por ejemplo: si nos molesta que el otro sea "egoísta" porque consideramos que ser egoísta está mal (juicio), debemos observar en qué aspecto de nuestra vida también lo somos sin darnos cuenta, y en qué otros aspectos quizá desearíamos poder serlo, en una medida sana; es decir, si siempre estamos para los demás, ignorando nuestras propias necesidades, quizá desearíamos poder decir que no y dedicarnos ese tiempo a nosotros. Cada vez que alguien se permita ser egoísta, nos molestará como recordatorio de ese desequilibrio en nuestra vida.
Desde esta perspectiva, los juicios que hacemos nos señalan la parte de nosotros que más amor necesita y la dirección en la que necesitamos trabajar para poder aceptarnos completos. #luzalasombra
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