El miedo es lo que sentimos ante la amenaza o peligro. El cuerpo segrega adrenalina, disminuye la circulación y acorta la respiración para facilitar una respuesta: huir o paralizarnos, lo que sea más eficiente según nuestro cerebro para sobrevivir.
Lo que sucede con la mente inconsciente es que no distingue el peligro real del simbólico. Por eso cuando vemos una película y sentimos miedo, aunque sabemos que lo que estamos viendo en la pantalla no es real, nuestro cuerpo reacciona con sudoración o palpitaciones.
En el día a día, hay situaciones que percibimos como peligrosas o amenazantes según nuestras experiencias de vida, que quizá para otras personas no lo son. Por ejemplo, quienes temen ser traicionados suelen considerar peligroso mostrar vulnerabilidad. Así también, quienes han vivido algún tipo de abuso pueden encontrar amenazante el contacto físico.
La utilidad del miedo es que nos enseña a estar atentos y vigilantes. Cuando es crónico se convierte en ansiedad o preocupación constante y puede resultar dañino, pues el miedo llevado al extremo nos paraliza y nos impide evolucionar.
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